domingo, 5 de septiembre de 2010

Marcos Pérez, el mujeriego

Viernes 13 de Junio de 2008

AMALIO (MAYITO) SOLANO

Antes de que el General Marcos Pérez Jiménez llegara a la Presidencia de Venezuela, en la Isla La Orchila habitaban unas cien personas que luego fueron desalojadas. Esta Isla tiene aproximadamente 40 Km2 de extensión y está ubicada a unos 180 Km de Caracas. Hay un puesto militar y tiene acceso sólo el Presidente de la República y altos oficiales del gobierno.

En los tiempos del General, a La Orchila iban mujeres hermosas y muy atractivas. Así lo hizo saber en la entrevista que le concedió a Agustín Blanco Muñoz. Dijo que allá no se iba a cometer actos contra natura, pero iban las damas que querían ir. No todas las veces iban con el propósito de fornicar, ni a encontrarse con el presidente ni con los acompañantes.

Marcos negó que a las niñas se sacaran a la fuerza de sus casas para llevarlas reclutadas a la Isla. “Sólo iban voluntarias”. Y de manera jocosa comentó que habían damas que se calentaban con él porque no las invitaban a La Orchila. Y sostuvo que allá no se iba a corromper menores de edad como tampoco se practicaba lesbianismo ni funciones de homosexuales. Marcos Pérez Nunca se avergonzó de que le dijeran “Orchilero” como tampoco las damas se avergonzaban de que a ellas las llamaran “Orchileras”

Se cuenta que en la Orchila había una motoneta y la utilizaban para perseguir a las mujeres desnudas, que tenían que hacer grandes esfuerzos para correr sobre las piedras para no ser alcanzadas. Basado en esta historia, se publicó una caricatura cuando el gobierno cayó. Se trataba de Marcos Pérez Jiménez montado en la motoneta y con el miembro grande persiguiendo a las mujeres.

El nunca se arrepintió de lo hecho. Allá iban gente a bañarse-dijo- se divertían y luego regresaban, pero también llegaban damas a divertirse y después hacían lo que es normal entre un hombre y una mujer cuando consiguen un lugar propicio y agradable.

Marcos en la entrevista recordó aquel episodio de cuando estaba en la piscina del Doctor Gutierrez Alfaro, con una bella mujer de nombre Silvana Pampanini. Los dos estaban en traje de baño y se formó un alboroto cuando publicaron de ellos una foto. A Marcos Pérez no lo avergonzaba la publicación, sino lo que se pudieran decir en el exterior de nuestra gente, por ejemplo “qué gente tan atrasada y tan salvaje que les llama la atención un par de personas al borde de una piscina, en bañador”. En cambio si le preocupaba lo que pudiera decir su mujer, lo demás le importaba un pito.

Respecto a lo inmoral señaló que para él “es aquello que daña a otra persona o a un grupo de personas” y tampoco era un hipócrita para presentarse diferente a lo que es. Marcos era calvo y usaba lentes porque no veía bien de lejos.

Como presidente de Venezuela –dijo- no escogí mi fama de borracho, de jugador, de bruto, de bolsa ni de homosexual; escogí mi fama de mujeriego sin serlo realmente. Y recordando los apodos de los presidentes nombró al General Gómez que le dieron la fama de bruto, al General Medina y a Leoni de borrachos, y a Wolfang Larrazabal de tonto.

Respecto al Doctor Caldera dijo que tiene fama de culto, pero para él era “un santurrón jesuítico”. Quiso decir con estas palabras que era de las personas que aparentaba una cosa y hacía otra.

De Carlos Andrés Pérez expresó que había escogido su misma fama, pero con una diferencia de que sus mujeres las pagaba el Estado Venezolano y él les pagaba de su propio bolsillo.

Al referirse a Luis Herrera Campíns (hoy fallecido) expresó que le envidiaba la bandeja llena de arepas para desayunar.

Marcos Pérez Jiménez reconoció que aparte de que lo llamaran “El gordito del Táchira” y “Tarugo” también era mujeriego. Consideró a La Orchila un ambiente propicio y agradable para un encuentro sentimental.

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