domingo, 5 de septiembre de 2010

Confesiones

Después de leer a través de los medios de comunicación y de enterarme por medio de las personas contando casos de padres y padrastros que ultrajan o violan a sus hijos e hijas, decidí escribir acerca de este caso que sucedió en el estado Zulia en el 2007 y aún no entiendo como hay mujeres que confían tanto en su pareja que llegan a desconfiar de lo que le cuentan sus hijos.

No todos cometen la bajeza de ofender a sus hijos o a sus hijastros; pero cuando esto ocurre y los hijos con lágrimas en los ojos le cuentan a la madre lo que le han hecho, ésta (no todas) se niega rotundamente a creer que su pareja haya cometido tal delito.

La valiente mujer de nombre María Vargas, tuvo la suficiente fuerza para denunciar a su concubino ante las autoridades policiales para que Laixis Madero fuera detenido. La madre de las dos niñas nunca pensó que su marido de 48 años y profesión albañil, fuera a cometer tan aberrado delito sexual contra sus hijastras, una de 13 años y la otra de 16.

Laixis venía teniendo relaciones sexuales con sus hijastras desde mucho tiempo atrás. A este hombre no le importó que la niña de 16 años tuviera un severo daño cerebral a causa de una meningitis para abusar de ella y amenazar de muerte a su hermana de 13 años.

Un día María notó algo extraño en su hija de 16 años cuando se dio cuenta que al pasar el mes el periodo menstrual no le llegó. En la habitación donde la muchacha duerme con su hermana menor, desde unos meses atrás se olía el miedo, ese miedo a contarle a la madre lo sucedido.

Preocupada por el atraso de la regla a su hija, María entró en sospecha y sin perder el tiempo llevó a la menor al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) que queda en La Cabaña. Allí le realizaron un ecosonograma y resultó que la niña tenía cuatro meses de gestación.

Cuando los médicos le dan el resultado, la mujer no lo podía creer y contó que casi se muere cuando el doctor le dijo que la niña estaba embarazada. Continuando con su relato agregó: “no podía asimilar lo que me estaba diciendo, eso no tenía sentido”. María sostuvo que su niña no salía de su casa, no tenía contacto con extraño ni con los vecinos, por lo tanto le era inconcebible aceptar lo que el médico le había dicho.

Al regresa a su casa con su hija, se puso a dialogar con ella. Le preguntó si alguien la había violado, si se había acostado con un hombre; pero la jovencita sólo se limitó a decir que no y que nunca tuvo contacto con nadie. La madre de la niña no quedó convencida ante la respuesta y pensando como solucionar el problema, llamó a su hija mayor, una hermosa joven de 24 años de nombre Karelis, quien se encontraba en el vecino país de Colombia, para que conversara con su hermana ya que ella no le pudo sacar una palabra más.

Karelis contó que se encerró con su hermana en el cuarto y le pidió que le dijera si alguien se había acostado con ella y le fue nombrando a varios muchachos del barrio. A todos los nombres mencionados la niña respondía con un “no”. Por último le habló de Laixis y la niña temerosa recordó las amenazas de muerte por parte de su padrastro (y ahora padre de la criatura que lleva en su vientre) cuando borracho o no, la obligaba a tener relaciones sexuales en esos momentos que la madre salía a realizar alguna diligencia.

La sospecha hacia el padrastro no se hizo esperar y Karelis insistió, tenía prácticamente la verdad en sus manos y no podía dejarla escapar. Logró que su hermana le confesara que: “desde hace tiempo, quizás unos cinco meses atrás, ese pervertido abusaba de mí en mi propio cuarto, pero no decía nada porque me amenazaba de muerte”.
AMALIO (MAYITO) SOLANO
22 DE FEBRERO 2008

Según la confesión de la niña a su hermana mayor, este hombre aprovechó que María saliera a comprar pan para entonces obligarla a tener relaciones sexuales. Karelis sin querer acordarse de aquel oscuro momento que también vivió por parte de Laixis, dijo que: “en una oportunidad me introdujo sus dedos en los genitales”.

Ya dije, no todos los padres o padrastros abusan de sus hijos o los hijos de la mujer con quien vive. En mi caso yo fui criado junto con mi hermano y mi hermana (hoy fallecida) y nunca nos quejamos de nuestro padrastro como nos condujo, como nos crió. Para nosotros es nuestro padre y nos supo criar como a sus verdaderos hijos dándonos sus mejores consejos y ejemplos.

Ante estos casos doy gracias a Dios que mi padre fue y ha sido un hombre honrado. Y para terminar este artículo vino a mi memoria el pensamiento de Shakespaere: “Ser honrado en la época que corre, equivale a ser un hombre elegido entre diez mil”.

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