domingo, 5 de septiembre de 2010

De obispo a presidente

Viernes 2 de Mayo de 2008

AMALIO (MAYITO) SOLANO

La noche del domingo 21 de abril, los habitantes del Paraguay vivieron un momento histórico, llenos de alegría. Por sus calles los seguidores del ex obispo Fernando Lugo, celebraban hondeando las banderas de los diferentes partidos que lo apoyaron al conocer los resultados de la elección presidencial 2008 en ese país. Fernando acabó con la estadía del Partido Colorado que se mantuvo en el poder durante 61 años.

Sólo bastaron ocho meses de campaña política para que este religioso de 57 años de edad, y apoyado por más de 20 partidos de la oposición conformando el partido “Alianza Patriótica”, conquistara la presidencia.

Aunque una vez Fernando manifestó ser admirador del presidente Chávez por sus ideales, evitó identificarse durante la campaña con algún gobernante de izquierda, quizás para evitar la guerra sucia que nunca faltan cuando un político como candidato a la presidencia es favorito.

Así como Dios lo llamó un día para que fuera el guía de sus ovejas, así también decidió que un día sería el próximo presidente. Para El Señor, Fernando había cumplido su misión como obispo; ahora lo necesitaba como el hombre que llevaría las riendas del país por los caminos del progreso. Y cuando andaba en campaña llevando su mensaje a los paraguayos, la autoridad eclesiástica dijo que era como “un puñal clavado en el cuerpo de la iglesia”.

Antes de ser candidato, se fue a la Plaza del Congreso para protestar al presidente Nicanor Duarte, allí se le unieron cerca de 50 mil personas de diferentes tendencias políticas que escucharon su discurso y creyeron en él. Fernando ve la posibilidad de lanzarse al ruedo político y crea su “Alianza Patriótica”. Fue asesorado por un tío que milita en el Partido Colorado y vivió en carne propia la persecución del dictador Stroessner.

El día domingo, Fernando se encontraba en la sede de su partido atento al desarrollo de la elección presidencial cuando al ser entrevistado dijo: “Este domingo 20 de abril marca una fecha histórica en el país. Hace unos meses nadie soñaba que un grupo de soñadores políticos pudiéramos juntarnos y poner al país en primer lugar”.

De obispo a presidente, Fernando Lugo fue electo con el 40,8% de los votos, mientras que Blanca Ovelar, candidata oficialista obtuvo el 30,8% y Lino Ovidio, general retirado el 22,0% de los votos.

El nuevo presidente del Paraguay nació el 30 de mayo de 1951, en el caserío de San Solano. Estudió en el seminario de los Misioneros del Verbo Divino y fue ordenado de sacerdote el 15 de agosto de 1977. Ejerció su profesión en distintos lugares del país, así como también en el Ecuador bajo las órdenes de monseñor Leonidas Proaño.

Fernando estuvo suspendido de sus funciones desde el 2005, pero se mantuvo como obispo emérito de la Diócesis de San Pedro, en el departamento homónimo y al no desistir de sus ideas políticas, el Vaticano decidió excluirlo de la iglesia sin aceptarle la renuncia.

Él siempre estuvo seguro de que ganaría las elecciones presidenciales por eso decía: “Hoy se sueña con un país diferente, que Paraguay no sea simplemente recordado por su corrupción y su pobreza, sino por su honestidad”. Y prometió que haría una reforma agraria la cual diseñaría con todos los sectores involucrados, pero sin llegar a caer en lo traumatismo ni lo violento.

En una entrevista que le realizara la AFP dijo: “Mi primera medida es una que tengo clavada en el corazón: la de nuestros pueblos indígenas”, por eso “Quiero seguir soñando con los pueblos de América Latina”. Y nombró a los presidentes Evo (Morales), Correa (Rafael), Chávez (Hugo), Kirchner (Cristina), Ortega (Daniel).

Fernando Lugo tuvo la valentía de colgar los hábitos para incursionar en la política y pedirle perdón a la Iglesia Católica por el “dolor” causado con su desobediencia canónica. Ejemplo que deben seguir los obispos venezolanos y lanzarse al ruedo de la política. Quién sabe si con sus “sabios discursos” conquisten la presidencia.

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