domingo, 5 de septiembre de 2010

Confesiones de Clara y Consuelo

Viernes 25 de Enero de 2008

AMALIO (MAYITO) SOLANO

Aquella tarde del 10 de enero del 2008, el sol brillaba sobre la selva colombiana y el verde de los uniformes de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se mezclaba con el verde de los árboles en el sitio escogido para la entrega de las dos mujeres rehenes. Ellos cumplieron con la entrega; y al despedirse, las guerrilleras lo hicieron con un beso en la mejilla de las ex rehenes y los guerrilleros estrechándoles las manos a todos. Fue un momento inolvidable. Mientras, dos helicópteros blancos de la República Bolivariana de Venezuela, muy bien identificados con la Cruz Roja Internacional, esperaban por ellas.

Después que la comisión encabezada por el Ministro del Interior y Justicia de Venezuela Rodríguez Chacín, recibiera a las damas liberadas, en nuestro país se vivieron momentos de felicidad, al igual que en Colombia y otras naciones, por esta primera entrega de rehenes en poder de las Farc.

Al llegar a Caracas, luego de reencontrarse con sus familiares y de haberlas recibido el presidente Hugo Chávez, al día siguiente estas valientes mujeres dieron una rueda de prensa por separado.

Clara Rojas, de 44 años de edad, ex candidata a la vicepresidencia de Colombia, se encontraba acompañada de su madre y hermano cuando dijo a los periodistas que Ingrid y ella empezaron a “planear” la huída y cuando se presentó la oportunidad se escaparon, pero no contaron con suerte porque se perdieron.

También habló de su embarazo, no fue un parto normal ya que tuvieron que hacerle cesárea y comentó que “antes del parto el día 16 de abril del 2004, llegó la enfermera y vio la dimensión del problema”. Y agregó: “El niño nació bien y me llené de alegría”. Durante los días siguientes al parto, le asignaron una persona para que la cuidara y estuvo con ella prestándole la atención durante 40 días.

Después del embarazo, Clara no tuvo información del padre de su hijo y confesó: “Desconozco si está vivo o muerto y lo único que se es que en una oportunidad, el guerrillero Raúl Reyes había dicho que estaba vivo”.

Cuando se le preguntó respecto a la guerrilla dijo: “Ellos tienen de alguna manera una organización y en principio pareciera ser una organización delictiva”. Y se preguntó: ¿De dónde obtienen su dinero? ¿Por qué secuestran? Ese es un delito de lesa humanidad.

Al recordar a su amiga Ingrid, la invadió la nostalgia cuando señaló que lamentaba que estuviera encadenada al igual que sus compañeros rehenes. Luego dijo: “Me preocupa su salud, no sé hasta donde esa situación de enfermedad o de falta de cuido haya generado desánimo, por eso espero que pronto esté libre”.

En la rueda de prensa realizada en el Hotel Meliá de Caracas, Clara no fue muy extensiva en sus palabras y en su rostro se notaba la preocupación por tener a su hijo Emmanuel. Antes de finalizar, aclaró que desconocía el por qué no se dio la liberación el 31 de diciembre del 2007, como estaba previsto.

Consuelo González, de 57 años de edad y acompañada de sus hijas, en su declaración a la prensa señaló lo siguiente: “Las acciones militares en la zona impidieron que se concretara el operativo de liberación en la fecha prevista”. Dijo que no recibió torturas durante su cautiverio y compartió con militares y policías que permanecen encadenados o amarrados. “El secuestro es de todo punto de vista censurable”, agregó.

La ex congresista señaló: “Vivíamos en cárceles que las Farc llaman ‘cárceles del pueblo’, allí no es posible ni pensar en salirse de un espacio, porque estaban detrás de alambres. Uno empieza como a inventar mecanismos de subsistencia que le permitan distraerse un poco”.

Contó que mientras estuvo en poder de la guerrilla, se alimentaban con harinas y comían carne de animales salvajes que cazaban los rebeldes. Al referirse a la salud expresó: “Es un horror (y) ante cualquier enfermedad complicada no hay nada que hacer”.

Al tocar el tema de la guerra dijo: “Cuando uno vive la guerra de cerca, cuando uno está frente a un bombardeo, cuando uno está cerca del helicóptero metrallando, cuando se siente que hay que defenderse de que no le caiga una bomba encima, es cuando uno entiende el horror de la guerra”.

Con estas confesiones, de dos mujeres que estuvieron durante seis años en poder de las Farc, nos podemos imaginar el sufrimiento de los que quedaron en un lugar cualquiera de la selva colombiana con la esperanza de que algún día el gobierno de su país entienda que es necesario el intercambio humanitario y no el uso de la fuerza militar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario