miércoles, 8 de septiembre de 2010

Fin de una mediación

Viernes 14 de Diciembre de 2007

AMALIO (MAYITO) SOLANO

La decisión que tomara de manera unilateral el presidente de Colombia Alvaro Uribe, de dar por terminada la mediación que llevaba el presidente Hugo Chávez y la senadora colombiana Piedad Córdoba, para la liberación de los rehenes y los guerrilleros detenidos, cayó como esa valiente mujer dijera: “Como un balde de agua y fría”.

Ella estuvo secuestrada por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en Medellín, el 21 de mayo de 1991. Piedad no tuvo reparo en decir que fue ella quien realizó la llamada y después de hablar con el general Mario Montoya, le pasó el teléfono al presidente Chávez para que hablara con él.

La madrugada del día sábado en el programa “La Hojilla” conducido por Mario Silva, el presidente venezolano comentó sobre esto, que ciertamente la senadora habló con Montoya. Dijo que cuando él venía bajando la escalera del avión que lo movilizó a Colombia, la senadora lo llamó y tuvo que regresar a un sitio privado de la aeronave. El Presidente habló con el general y fue una conversación de amigos que “no duró un minuto”, ya que andaba de prisa.

No trataron otra cosa que no fuese el saludo, preguntar por la familia y por algunos rehenes en poder de las Farc. ¿Esto último fue el motivo para que Uribe tomara tal decisión? El Presidente venezolano dijo: “Buscaron siempre una excusa para que estas conversaciones (con la guerrilla) no llegaran a feliz término”.

El Ejecutivo Nacional, al conocer la decisión, emitió un comunicado oficial manifestando su “sorpresa”. En este, el Gobierno dejó claro que “de esta manera se aborta un proceso que se venía llevando a cabo con pulso firme y en medio de grandes dificultades…”

Cuando el presidente Uribe llamó a su homólogo venezolano, para solicitarle su colaboración como mediador, junto a la senadora Córdoba, en el posible intercambio de rehenes y guerrilleros prisioneros; mi mujer me comentó que “Uribe no se ve sincero, se ve traicionero” y que no me extrañara si llegara a traicionar a Chávez.

El 22 de noviembre del 2007 quedaron atrás tres meses de negociaciones, tres meses de grandes esfuerzos realizados por el presidente de Venezuela y Piedad Córdoba, quien se reunió en la selva colombiana con el jefe de las Farc, Raúl Reyes y en la cárcel de los Estados Unidos con el guerrillero Simón Trinidad y la guerrillera Sonia.

Durante todo ese tiempo, los familiares de los rehenes tuvieron contacto con el presidente Hugo Chávez Frías y se reunieron con él en el Palacio de Miraflores donde se reunieron con él. En la primera reunión, cuando salieron del Palacio de Miraflores, una señora dijo contestando a una pregunta de la periodista. “Si vinimos ilusionados, nos vamos con una esperanza”. Y en el rostro de todos ellos se reflejaba aquella “lucecita” que Piedad visualizó al final del túnel.

Esas esperanzas que tenían los familiares de ver a sus seres queridos retenidos por las Farc, se vieron frustradas con el anuncio hecho por el presidente colombiano aquella noche del 22 de noviembre, dejando a todos tristes. Mientras en los Estados Unidos, el presidente Bush celebraba, porque Chávez no sería más el mediador.

El presidente Uribe traicionó la buena fe de su homólogo venezolano comandante Hugo Chávez, dándole la puñalada por la espalda cuando las conversaciones con las Farc iban por buen camino. Sólo a él se le pudo ocurrir poner obstáculos para que Chávez no se reuniera con el jefe guerrillero Manuel Marulanda, dejándose llevar por la presión ejercida por sus militares la oligarquía colombiana y los Estados Unidos..

Parece mentira que al presidente colombiano se le haya ocurrido, amenazar de muerte al máximo representante de las Farc y a su ejército, cuando se estaban dando las posibilidades de un encuentro con el mandatario venezolano. Por su parte, Chávez nunca mostró miedo, y dijo que si tenía que ir a la selva colombiana para hablar con el líder guerrillero, allá iría.

Ellos siempre solicitaron que el gobierno colombiano desmilitarizara la zona del Caguán para el canje humanitario, pero Uribe nunca estuvo de acuerdo y no dejó de utilizar un lenguaje que sólo hablaba de muerte hacia ellos.

Mientras éste señor sea el presidente de los colombianos, no será posible el diálogo entre su gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Como tampoco será posible el canje humanitario del que tanto se espera, porque aquella “lucecita” al final del túnel, de pronto Uribe la apagó cuando más alumbraba.

Él lleva cinco años como presidente y el problema es tan grave que se le escapó de las manos como agua entre los dedos. Buscó ayuda, la encontró en Chávez y cuando hubo posibilidad de llegar a un encuentro con Marulanda,
para tratar de resolver el problema donde hay rehenes que tienen hasta diez años en poder de la guerrilla; decide echarle ese tronco de vaina al comandante, decidiéndole que no podía seguir como mediador junto con la facilitadora Piedad Córdoba.

¿Cómo se le ocurrió a Uribe pensar que en tres o cuatro meses se iba a resolver todo el problema? ¿Por qué tuvo que ponerle plazo a Chávez hasta el 31 de diciembre, siendo que ellos llevan cincuenta años de guerra con la guerrilla y no han encontrado la solución?

Él sabía que algo bueno iba a suceder antes de fin de año. Entonces, ¿por qué no dejó que las pruebas de supervivencias le fueran entregadas al presidente Chávez cuando todo iba bien encaminado, dando el resultado que todos esperaban? Que no olvide lo que pasó con los once diputados que murieron recientemente estando en poder de las Farc.

Es lamentable tener que decirlo, pero Alvaro Uribe Vélez, no quiere la paz en su país. Lo que busca es un enfrentamiento del Ejército con las Farc, que hayan más muertos y que los familiares de los rehenes vayan a llorar al valle.

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